martes, 27 de septiembre de 2011

Algo viejito que me encontré...
Hans Bellmer
La poupée





Siempre se sentía más bonita en las noches, cuando el silencio respiraba en su oído y el olvido le besaba los párpados. Lunas ciegas en la frente. Pero ella no sabía; a las sombras siempre les gusta arañar las manos y hacer surcos en la espalda.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Un cuerpo

Los huesos de tu nombre surcándome la lengua;
pintándome la voz
con el color de tus entrañas.

Los huesos de tu nombre enterrándose en el viento
como cuchillos minerales
que florecen con la lluvia.

Los huesos de tu nombre explotando en mi vientre;
sembrando médulas en la cama,
erigiendo laberintos en mis piernas.

Tu nombre es el cuerpo que escribe la noche
en una lengua de acuarela;
lengua que despega las estrellas
y las pone sobre tus manos
para quemar el silencio
con su luminiscencia transparente.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Una sombra colgada en la pared...

ESTAR
Vigilas desde este cuarto
donde la sombra temible es la tuya.
No hay silencio aquí
sino frases que evitas oír.

-Alejandra Pizarnik.


Respiras sobre mis pasos de luciérnaga
enjaulada
en el viento,
brillando
en el viento
para que te broten sombras de la sombra.
Me abrazas en tu  no estar
alquitranado
vaporoso
negro de tanta humedad.
Absorbes mis palabras como tragos
amargos de cerveza
que luego vomitas como un animal
ahogado en tinta.
Te embriagas de mis palabras
para no escuchar
más que el sonido de mis manos frotando
las paredes
donde estás parado
como un retrato ciego y metamórfico.
Y las paredes no oyen.
Ni ven.
Ni protegen.
Ni nada.
Las paredes me devoran
y  el silencio es mi voz masticada.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Texto que dice muchas veces (no) te extraño...

Sentada en esta habitación de muros secos,
recojo los pedazos de una sombra.
Pienso.
Me figuro que la tristeza
la mayoría de las veces
es mera cobardía.

Termino buscándote
y no te encuentro.
Ni en la flama serpenteante
de mi lengua;
ni en la humedad piromántica
de mi abismo.
No te encuentro en la orografía
de mis costillas,
ni en el eco
de mis poros.
No te encuentro en la niebla habitual
de mis pupilas,
ni en el compás errante
de mi vientre.
No te encuentro,
pero no dejas de pulsar 
como ciertos dolores
o algunas palabras.

A veces te busco
y te detesto
porque olvido,
en la atemporalidad de mis miedos,
que nunca has aprendido a irte.

Y yo aquí, clavada a esta sombra,
me desangro
otra vez,
como quien se va.


Honey, I sure miss you...

viernes, 2 de septiembre de 2011

You will never see, so come dance with me


No te miento, ando jalando el alma
con los huesos que a duras penas 

me calzo en las mañanas.
(Es la mentada cotidianidad quien le regaló 
ese sol tan bonito y tan triste al mundo).
Pero mi alma y mis huesos 
se arrastran en una marejada de sangre
porque necesitan
un poquito de ese espacio
sin sentido que se encuentra
detrás de tus orejas.
Allí donde hundo los dedos
y me quedo prendada
como un mal bicho
que quiere escuchar el océano
en el caracol de tu oído.
Luego te digo que no he dormido.
y tú me lees un cuento
hasta que ya tumbada por el cansancio
pronuncio, en mi famélica vigilia, un te quiero.
Cierras el libro y después quién sabe.
Como que nos comen los ojos el silencio, o las palabras
o el tacto criminal de nuestro aliento 
con su intolerable peso de araña.
Desfallecidos, nos mueve la ubicua necesidad 
de poseernos.
No lo sabrás, pero así se baila en mi país.