lunes, 3 de diciembre de 2012

Certeza



Que he vuelto a emborracharme con un agua hirviente de ausencias.
-Palabras, animales tan bellos como imposibles-.
Digo que me he embriagado con el cadáver
de aquellas noches acuáticas
en las que la incertidumbre era escritura corriente.

Cuando los ojos se empecinaban en destrozar el cielo
desde el humo de mi boca hasta el hueso de la estrella;
cuando la lengua era un órgano para la memoria y el asesinato
y en las manos –rojas- me crecían caminos como flores sin nombre.

He dicho que me he muerto un poco sobre mi costado más niño,
el que se comía las uñas y creía en los pájaros
y en los fantasmas del espejo.
El mismo donde apoyo mi cabeza para llorar mis mentiras;
el que se conmueve por todo su yo traicionado.

Me he emborrachado
porque mi necedad es la justa
para convencerme, con toda torpeza, de que esta ceniza sabe
más a vida que la sobriedad.

1 comentario:

Sadie dijo...

me encantan tus letras. es una lástima ya no leerlas tan frecuente

:)