A veces el dolor es una salamandra que camina con pasos de tigre.
Animal flamígero que lento devora el aroma de mi abismo;
adentro, hasta el cuello.
Otras, es un enjambre de abejas trabajándome el vientre marchito.
Pinchazos arrojados contra el silencio de mis frutos cenizos
al momento de llover.
Es normal que el dolor me palpite como dos corazones en los labios.
Estallidos que rompen la sangre en temblores de ardor vítreo
descendiendo por mi sonrisa.
Pero invariablemente el dolor crepita, muerde y babea desde abajo.
Y en el cenit- delta- luna quemada, se espina hasta disolverse
en la más elemental incandescencia.
1 comentario:
(L) sere su fan's, en definitivo.
Un abrazote y seguimos pendientes, guapa!!
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