Es una sensación rara, saber que me puedo llamar Teresa, Eva, Soledad o Remedios. Que de pronto me quedan Ariadna, Perséfone o Caos.
O llamarme débil, muñeca quebrada, pájaro sin alas; llamarme luminiscencia cascada bullente entre las cuerdas, música escrita en escala del silencio, sol de una noche mareada.
O que mi nombre sea "no me gusta el mar, porque el mar es un útero enorme y yo vengo huyendo de mi cuna, pero me sigo ahogando en la arena, cuerpo sin humedad".
Sin embargo es más conveniente decirme Argelia porque permanece poco en la memoria. Argelia, algo más parecido al olvido, una tarascada al pasado. Argelia, porque entre el desierto y la fuente está la guerra que a veces se traga tus pisadas y mis vuelos.
Argelia, porque en este espacio cabe más de un corazón ausente.
Argelia, porque en este espacio cabe más de un corazón ausente.
Me tocó llamarme Argelia porque me parece de pésimo gusto eso de dejar cenizas. Yo siempre estoy ardiendo.
Me llamo Argelia porque muero y casi me doy cuenta.
1 comentario:
Cada vez te amo más, rawr!
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