viernes, 18 de noviembre de 2011

No es tristeza






Hoy, la noche es un elefante con la osamenta expuesta

y los colmillos clavados en las orillas del mundo;

un esqueleto de pirotecnia helada que explota en mis piernas

produciendo un temblor inagotable, solamente perceptible

en las vibraciones de una llama.



La noche es un animal brutal y hermoso que me aterra

porque lo sé menos cruel que la arena ennegrecida

de este norte que antes sintiera mío.

Septentrión donde cuchillos en el viento excorian la piel.

Donde las lenguas del silencio se han llenado de pústulas.

Donde los  mesías son de nombre; los demonios, de convicción.



Me cuelgo con todo y miedo de las falanges de esta noche para no quebrar

las calles que tiritan de tristeza

al ver sólo rescoldos de sangre en las banquetas

porque a esta tierra le chuparon el corazón; le deshojaron la música.

Mi latitud me duele y me oculto de este circo infiel

tras los fuegos nocturnos.


Hoy, la solitud de una noche sin puntos cardinales,

sin tejidos infinitos,

sin espaldas tatuadas de hipocresía,

es mi único hemisferio.



Pero la noche es un elefante que camina

para aplastar todo este ruido.

Sentadita, tiemblo y me siento bien.

1 comentario:

Sadie dijo...

Ya extrañaba herirme con tus líneas. bien bien saludosos