Él: monócromo, equívoco, sereno.
El de manos como cunas y la sonrisa con lunares.
How I love your beautiful crazy black hair.
Cuando me dijiste todo está bien, muñeco; no pasa nada, me dieron muchas ganas de llorar.
Qué fácil se pinta todo de tu color. Y duele, muñeco, el cómo te me siembras en la sangre. Porque ese espacio en que apareces no era el tuyo; el silencio se llena con el lenguaje de la Imposibilidad. Viniste a quemar mis abismos y a vaciar pájaros hambrientos en mi nombre que no era muerte, ni poema, ni flor. Era yo puro Tiempo silente. Ya no tengo manos, tu cabello las ha devorado; de mis huesos queda la noche etérea con su mitología y mi voz luciérnaga te hace brotar. La humedad me perfora el pellejo, en mi boca esculpes una batalla, es decir, el recuerdo de tu presencia dentro. Qué fácil se pinta todo de ti; mis ojos miran con suspiro el desvanecimiento de la tierra entre las páginas de un calendario con cara de amnesia y la taquicardia de un idioma senil. Lo único que no se olvida es mi vendaval, el torrente que capitaneas y nos ahoga o me hace naufragar en algo que ya no es mi cuerpo.
Voy caminando sola, trémula, atravesando el horizonte,
arriba, donde todo es de tu color
arriba, donde todo es de tu color
y si me caigo
quiero creer que estarás ahí
pintando el espacio de negro o sombra o serpiente.
Y si me caigo quiero gritar sostenme,
aunque ya ni el miedo sea excusa.
Si me caigo, vale,
las redes se volvieron tu océano;
soy una cárcel ambulante
o un preso que camina.
Condenada a la fuga,
me derramaré sobre tu espalda,
se me volará el corazón como girándula.
soy una cárcel ambulante
o un preso que camina.
Condenada a la fuga,
me derramaré sobre tu espalda,
se me volará el corazón como girándula.
Todo estará bien, apretaremos el tiempo entre los dientes un ratito mientras los dedos chupan el sabor del tabaco con el cansancio más justo: el del espasmo y el descenso. Luego nos pondremos a llorar.