jueves, 9 de febrero de 2012

Al margen del ruido, yo tejo la noche sobre tu espalda; el tacto nebuloso de mis dedos al rozar tu viento
-la soledad sonora, el silencio oceánico-. Una constelación de música tatuada en la piel cuando te tocan
mis labios llenos de luna.

Hay algo de triste y perverso en este oficio de hilar luz y sombras sobre la humedad que exhala tu cuerpo.
Como para que no te me vayas, como para esperarte siempre, como para que no te me acabes de morir.

1 comentario:

Sadie dijo...

Grrrrrrrrrrrr mujer! me gustan bastante tus lineas, "como para que no te me acabes de morir" gggrr
un abrazote!