Duele la piel cuando, cada noche, se dibuja sola, como apurada por la cara afilada de la luna o por las lenguas bandidas del viento.
Siento frío de no saberme en este perfume metamórfico, de no ser hasta que llega el golpe del cristal
o el espasmo de conciencia.
Mientras tanto imagino ser mi propio encuentro casual frente al espejo. Nunca haber existido en mí, desvirgarme los ojos, las neuronas. Implosiones tremebundas, palabras perforadas por mi lengua inexperta; las manos cantándome juegos, sexo y lágrimas de ésta que no soy.
Siento frío de no saberme en este perfume metamórfico, de no ser hasta que llega el golpe del cristal
o el espasmo de conciencia.
Mientras tanto imagino ser mi propio encuentro casual frente al espejo. Nunca haber existido en mí, desvirgarme los ojos, las neuronas. Implosiones tremebundas, palabras perforadas por mi lengua inexperta; las manos cantándome juegos, sexo y lágrimas de ésta que no soy.
Vivo en la causa y el efecto, en la circularidad del tiempo, en la esencia flotante de todas las cosas.
Alma noctámbula dispuesta a fracturarse el cuerpo letra por letra; a sembrarse vidrios en los pies
para no echar raíces en la arena.
Me de-le-tre-o desde la sangre.
He dejado muchas argelias en el camino. A veces siento saudades, a veces no llego a extrañarme;
el silencio siempre suena diferente.
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