Quisiera decir tantas cosas, escribir una cascada. Quisiera crearte -recrearte- con el lenguaje, pero mi garganta se ensombrece, se quiebra. Y me inunda el terror y el llanto al ver las palabras derramadas egoístamente sobre la almohada. Mis sueños te barren, te vuelven el ánimo de mis pesadillas apenas perceptibles. Sólo me queda el grito ahogado entre sábanas, el temblor del vientre, el espasmo de mi cadera y una sonrisa en picada llorando por no poder regalarte una alegría.
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